¿Os acordáis que os dejé con las paredes de mi salón pintadas por los prehistóricos? Pues veréis, resulta que casi todo ha resultado mucho mejor de lo que pensaba. Estos prehistóricos son rudos, pero bastante listos. Homo Habilis dijo que él había hecho las pinturas rupestres, pero fue porque se lo dijo Sapiens, y Sapiens replicó que era cierto, pero que eran una manifestación artística para la humanidad. Entonces se me ocurrió darles unas telas de sábanas viejas para que plasmaran allí su arte. Erectus empezó a encargarse de bajar la basura por la noche y a hacer la compra. Ronquibilis hizo grandes progresos con Ulises, vio el programa del "encantador de perros" y resulta que Ulises era obediente y cariñoso. Me daba la pata, obedecía e incluso le gustaban las caricias. Neandertalis empezó a socializar con los vecinos y junto a Habilis y Afarensis, a las ocho, por las ventanas, organizaban conciertos con las cazuelas y los cubiertos. Y, oye, no sonaba mal...
Sapiens, que era el más moderno, aprendió a usar internet y visitó la cultura de los Millares y del Argar en Almería. Nos enseñó un poblado fortificado, construido junto a un yacimiento de cobre y vimos abundantes megalitos, también aprendimos sobre la cerámica campaniforme (vasijas en forma de campana al revés)y sobre la cerámica cardial (decorada con impresiones de conchas marinas) y los talayots, que son estructuras de piedras de Mallorca y Menorca.
Os pongo estas fotos que espero que vosotros me digáis de qué son cada una. Deseo vuestra ayuda.
Bueno, pues resulta que Sapiens también puso los cuadros de pinturas hechos por ellos a la venta en internet y ¡Vaya un éxito! Se los quitaban de los huesos. Pero yo no sabía qué hacer con tantas mercancías. Nos cambiaban los cuadros por papel higiénico, por lejía, por harina, por macarrones, arroz, y en casa ya teníamos excedentes. Entonces a Neandertalis, que era el más sociable, pensó que debíamos ser solidarios y donar los excedentes a los vecinos que les vinieran bien nuestros productos. Y fue todo un acierto, realizábamos donaciones y trueques y teníamos rosquillas, huesillos que les chiflaban y un montón de cosas más.
Sin embargo, cuando más cómoda estaba con ellos, a Ronquibilis se le ocurrió pensar que ellos estaban muy bien en mi casa, pero que debían ser más útiles y solidarios. ¿De qué forma? les dije yo. Pues tal vez no debían ser tan sedentarios y debían trasladarse a otros lugares donde pudieran ayudar a más gente. Así que Sapiens tuvo la ocurrencia de que se separaran y cada uno de ellos fuese a un colegio o instituto donde los alumnos pudieran disfrutar y conocer su cultura. A todos les pareció buena idea y así lo hicieron. Así que ahora estoy en casa con mi encantador perro Ulises, y me encanta pasarme de vez en cuando por los colegios por si los encuentro. En un colegio de Ávila, que se llama Sto. Rosario he visto a uno de ellos, y cuando nadie nos miraba, me tiró un beso.
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