Se llama género teatral al conjunto de obras, escritas en prosa o en verso, que están hechas para ser representadas ante un público.
¿Qué elementos hay en un texto teatral?
1-Diálogos. Palabras o frases que los personajes se dicen unos a otros.
2-Monólogos. los personajes dicen en voz alta sus pensamientos para sí mismos.
3-Apartes. Cuando un personaje se dirige al público o a otro personaje, como si los demás no le oyeran.
4-Escenografía. Es el vestuario, la decoración, la música...
5-Acotaciones.Son las indicaciones que el escritor hace sobre la escenografía y se escriben entre paréntesis y en letra cursiva, para diferenciarlos de los diálogos.
Estructura del texto teatral.
Las obras teatrales se dividen en Actos, que son cada vez que se sube y se baja el telón.
Y los actos se dividen en:
-Cuadros. Cada cuadro es un cambio de espacio o tiempo en la obra.
-Escenas. Cada escena es la entrada o salida de los personajes.
Características de las obras teatrales.
1- Están escritas para ser representadas (pero también se pueden leer)
2-La representación la hace una compañía teatral.
3-Se representa en un espacio que se llama escenario.
Te apuesto la cabezaLectu13
(Un despacho con puertas
laterales.)
FEDERICO. (Entrando por la
derecha.) ¿Molesto?
CARLOS. (Mientras escribe.)
¡Adelante! ¡Adelante!
FEDERICO. ¿Qué escribes?
CARLOS. La factura semanal para
Edmundo, por el alquiler
de una cabeza.
FEDERICO. ¿Qué dices? ¿Por el
alquiler de qué?
CARLOS. ¡Ah!, ¿pero no sabes que
ahora alquilo cabezas?
FEDERICO. ¡Vamos, déjate de
bromas!
CARLOS. Escucha: como Edmundo
tiene la manía de
hacer apuestas, me propuse
curarlo de una vez
por todas cobrándole una especie
de alquiler por
el uso de su propia cabeza.
FEDERICO. Perdóname, pero no te
entiendo…
CARLOS. Hace un mes, Edmundo y yo
tuvimos una
acalorada discusión, y él, sin
saber ya qué decirme,
salió con su consabido «¡Te
apuesto la cabeza!
». Yo hubiera podido responderle,
como otras
veces, «¡claro, tú apuestas la
cabeza porque…
para lo que te sirve!». Pero
decidí curarlo, y le
acepté su disparatada apuesta. ¡Y
se la gané!
Desde hace un mes, soy el
legítimo propietario
de la cabeza de Edmundo.
FEDERICO. ¡Eso sí que no me lo
hubiera imaginado
nunca!
CARLOS. Edmundo, como hombre
honrado que es,
quiso entregármela
inmediatamente, pero ¿para
qué iba a aceptársela? ¡No la iba
a guisar! ¡Ni a
exponerla en una vitrina!
Entonces, resolví permitirle
que siguiera utilizándola,
mediante el pago,
eso sí, de una cuota semanal que
él me satisface
puntualmente.
FEDERICO. ¿Y cuánto le cobras?
CARLOS. (Entregándole la
factura.) Lee.
FEDERICO. (Leyendo.) «Don Edmundo
Valenzuela debe
al señor Carlos Márquez, por una
semana de
servicios de un par de ojos, diez
pesos; de una
boca, veinticinco pesos; de dos
oídos, quince pesos;
de una cabellera, cinco pesos; y
de un cerebro,
cero pesos.» ¿Cómo? ¿Nada por el
cerebro?
CARLOS. Y le sale caro…
FEDERICO. (Leyendo.) «Total:
cincuenta y cinco pesos.»
Jamás he visto nada tan
extraordinario. ¿Y crees
que seguirá abonándote el
alquiler toda su vida?
CARLOS. Que te lo diga él; aquí
llega. ¡Hola, Edmundo!
EDMUNDO. (Entrando por la
derecha.) Buenos días.
FEDERICO. Buenos días, querido
Edmundo.
CARLOS. ¿Traes el dinero?
EDMUNDO. Discúlpame, pero esta
semana…
CARLOS. ¿Qué ocurre esta semana?
EDMUNDO. Esta semana yo también
tengo que presentarte
una factura.
CARLOS. ¡Ah, sí!, y ¿de qué?
EDMUNDO. (Entregándosela.)
Entérate.
CARLOS. (Leyendo.) «Don Carlos
Márquez debe al
señor Edmundo Valenzuela, por un
sombrero para
la cabeza que le alquila, treinta
pesos; por servicios
de peluquería durante cuatro
semanas,
veinte pesos; por una consulta al
oculista, veinte
pesos; por un diente de oro,
cincuenta pesos.
Total: ciento veinte pesos.»
FEDERICO. ¡Jua! ¡Jua! ¡Jua! ¡Se
acabó el negocio!
CARLOS. Sí, sí; confieso que
negocios de esta clase
no me convienen. ¡Liquido y
cierro!
EDMUNDO. Pero, antes, págame lo
que me debes.
CARLOS. Toma los ciento veinte
pesos. Y toma también
estos cien. Así te devuelvo todo
lo que me
pagaste por el alquiler de tu
cabeza.
EDMUNDO. ¡Ah, gracias, gracias!
¿Cómo podré demostrarte
mi agradecimiento?
CARLOS. No haciendo más apuestas.
EDMUNDO. Te lo prometo.
FEDERICO. Discúlpame, pero no te
creo capaz de
cumplir esa promesa.
EDMUNDO. ¿Por qué no he de ser
capaz?
CARLOS y FEDERICO. Porque no
tienes voluntad.
EDMUNDO. ¡Cómo que no!
CARLOS y FEDERICO. ¿Qué apuestas?
EDMUNDO. ¡Apuesto la cabeza!
GERMÁN BERDIALES
Te apuesto la cabeza (Adaptación)
ESPERO VUESTRA OPINIÓN SOBRE "TE APUESTO LA CABEZA".
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