Efectivamente era el mismísimo huracán Hache quien entró en la habitación. Él me arrastró por el balcón de mi casa y me había llevado a su cueva. Nos lo dijo al ocupa y a mí entre tos y tos. Después ladró:
-¿Qué hacen todas las luces de esta sala encendidas? Apágalas que me hace daño a la vista tanta claridad. ¿Pore qué has abierto esa caja?
-Para ver qué había-contesté yo.
-¿Es que no sabes leer? En la etiqueta lo pone; Palabras comodín.
-Pero no sé qué quiere decir eso-repliqué.
-Qué vas a saber tú, como todos los jóvenes de hoy en día que no sabéis nada. Por vuestra culpa han nacido las palabras comodín. Son palabras que ocupan el lugar de otras que no se dicen porque se ignoran. ¿ A que tú dices "hacer una foto" en lugar de fotografiar, "hacer la comida en vez de cocinar, "hacer un viaje" en lugar de viajar? Hacer es una palabra comodín.
-Ahora me entero que también hay palabras ocupas. ¿Sabes Hache? Yo tengo un muñeco comodín, de esos que te da vergüenza decir que tengo a mis años, pero es así, ocupó mi cuna antes de que yo naciera. Mírale, se llama ocupa y…
-Vamos-dijo Hache- levántate con viento freso, que hay mucho trabajo.
-Es que tengo que estudiar mucho, le argumenté como si él fuera mi madre pero no entró al trapo y me llevó a conocer el lugar. Hache, aunque parecía fuerte, estaba hecho un asco, un viejo de lo más desagradable, sin embargo a mí me resultaba flipante.
La cueva era enorme, tenía una sala central, la Plaza, por la que entraba un poco de luz natural gracias a la boca de la cueva. De la plaza salían tres galerías, llamadas, según Hache:
a- Fosa de las Agudas.
b- Valle de las Llanas.
c-Paseo de río Esdrújulo.
Verdaderamente esta cueva tenía que haber pertenecido a un bandido porque la Plaza estaba llena de palabras apiladas de cualquier manera, desordenadas, sucias y desastrosas. Vi una palabra que me gustó mucho y me lancé a por ella. Era la palabra helado. Seguro que si mi madre me viera comiéndomelo, me diría que esas no eran horas de tomar uno, porque mi madre tiene horas para todo, y yo casi nunca acierto la hora adecuada para ella. Por ejemplo, cuando me voy a lavar el pelo me dice:- Pero hija, ¿Son estas horas de lavarse el pelo? Pero si tengo hambre y cojo algo del frigorífico, me dice: -Pero hija, ¿Son estas horas de comer? Y entonces yo pego un portazo y me encierro en mi cuarto y pienso que mi madre es una imbécil, y que es inaguantable, y odiosa, y la peor madre del mundo, y que en cuanto pueda, me largaré de su casa para siempre, o no, mejor me voy a quedar en su casa para siempre, pero haciendo lo que me de la gana.
Me subí encima de un taburete, porque estaba muy alto y no alcanzaba bien y tiré con todas mis fuerzas del helado...
Pero con él se cayeron un montón de palabras más con hache. Concretamente veintinueve y con el helado eran treinta, que me aplastaban y no me dejaban respirar. Además otras muchas palabras ya estaban tiradas por el suelo de la plaza antes de mi porrazo. Era más desastroso que mi dormitorio. Como mi madre lo viera se iba a poner de los nervios, porque no puede soportar ver las cosas descolocadas y le preocupa más que un jarrón esté fuera de su sitio, que a mí me duela la tripa por la regla.
-Hija, eso es normal, tómate esto y vete a clase, pero antes deja hecha tu cama, no se te olvide.
-Hache- le dije yo ¿Qué te parece si hiciéramos limpieza general de la Plaza?
-Para eso te he contratado, respondió él, como Empleada de las palabras.
-¿Qué...?
Actividades.
1- Escribe una frase con cada una de las veintinueve palabras que empiezan por hache y que se cayeron a la vez que el helado.
2- ¿Qué significa empleada de las palabras?
3- Escribe alguna disconformidad que hayas tenido con tu madre.
4- Las palabras caídas son: huele, hiedra, huérfano, haber, hielo, homogéneo, hola, hiena, hueco, heptágono, huerto, hacer, huevo, habitar, hierro, hierba, hiel, hueso, huelga, heterosexual, deshacer, huésped, habitante, hemisferio, ahí, herbívoro, hallar, hueco, homónimo.
Espero vuestras respuestas...
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